Por Omahyra Verdugo Guerrero
El pasado 18 de septiembre, la Catedral Metropolitana de Santiago volvió a abrir sus puertas para conmemorar los 215 años de la Primera Junta Nacional de Gobierno, con la tradicional ceremonia del Te Deum Ecuménico, cuyo nombre en latín significa “A ti, oh Dios”. Se trata de un acto de oración y gratitud por Chile, que este año puso especial énfasis en los grandes desafíos actuales del país.
Autoridades y representantes presentes
El solemne encuentro inició con la llegada del Presidente de la República, Gabriel Boric Font, acompañado de las más altas autoridades del Estado: presidentes del Senado, la Cámara de Diputadas y Diputados y la Corte Suprema, además de ministros, parlamentarios, miembros del cuerpo diplomático, las Fuerzas Armadas, Carabineros y la PDI.
El arzobispo de Santiago, cardenal Fernando Chomalí Garib, encabezó la ceremonia que reunió a representantes de diversas confesiones religiosas: desde la Iglesia Evangélica Wesleyana hasta la Ortodoxa del Patriarcado de Antioquía, pasando por comunidades luteranas, anglicanas, la Sociedad Bíblica Chilena, la Comunidad Teológica Evangélica, el Ejército de Salvación, líderes judíos y la Orden Sufi Naqshabandi.
Jóvenes y niños también tuvieron un rol protagónico, con oraciones, ofrendas de flores y banderas, además de la lectura del poema “Cristo del Calvario” de Gabriela Mistral. La Cruz de la Primera Junta de Gobierno, reliquia histórica presente desde 1810, se alzó nuevamente como símbolo de tradición y memoria.

Educación, fe y familia: los ejes del mensaje
En su homilía, el cardenal Chomalí centró su reflexión en tres grandes prioridades para Chile:
- La educación como motor de cambio. Advirtió que la ignorancia es raíz de la violencia, la corrupción y la falta de diálogo. Reiteró a los jóvenes: “Primero estudien; segundo, estudien; y tercero, estudien”.
- La familia como base de la sociedad. Pidió políticas que promuevan la natalidad y resguarden la infancia: “La infancia es la casa donde habitaremos toda nuestra vida”, afirmó.
- La fe como factor de cohesión. Aunque reconoció la laicidad del Estado, defendió el rol de los creyentes para resguardar la dignidad y los valores democráticos.
También destacó la fortaleza de la democracia chilena, visible en cada elección como una “fiesta cívica preciosa”, e invitó a recuperar la educación cívica y el espíritu solidario que une al país en tiempos de catástrofe.

Tres desafíos para pensar en grande
Antes de concluir, Chomalí delineó tres tareas urgentes para la nación:
- Un proyecto común para superar la pobreza material y espiritual.
- Recuperar la ética en la vida personal y pública, como base de la confianza.
- Promover lo comunitario, fortaleciendo el sentido de pertenencia y el cuidado de lo público frente al individualismo.
Finalmente, llamó a los líderes políticos a ser ejemplo de respeto y civilidad, y a usar la política como herramienta de encuentro y confianza.
Cierre de la ceremonia
La celebración terminó con un público conmovido y con el cardenal Chomalí y el Presidente Boric compartiendo palabras, en lo que fue el último Te Deum del actual gobierno. Un inicio solemne para las Fiestas Patrias, marcado por un mensaje de unidad, esperanza y visión de futuro.