En la era de las redes sociales, pareciera que todas las pieles son perfectas: sin poros, sin líneas, sin textura, sin manchas. Los rostros que vemos en Instagram o TikTok, muchas veces modificados por filtros, retoques o luces de estudio, han moldeado la percepción colectiva de lo que debería ser una piel bien maquillada. ¿Pero qué pasa con la realidad?
La textura en la piel es completamente normal. Todas las personas la tienen, incluso las celebridades que parecen tener un cutis de porcelana en eventos o campañas. Lo que muchas veces no se dice es que esas apariencias están construidas con luz profesional, edición digital y maquillaje específico para cámaras. Esto ha llevado a que muchas personas sientan que su maquillaje es “malo” solo porque no se ve como el de las fotos, cuando en realidad, se ve real.
Aunque una buena preparación de piel puede ayudar a que el maquillaje se funda mejor con el rostro (hidratación, primer, etc.), no elimina la textura, ni tiene por qué hacerlo. Usar maquillaje no debe implicar ocultar la piel, sino celebrarla.
Maquillaje de día vs. maquillaje de noche
La elección del tipo de maquillaje también depende del contexto. Por ejemplo, en eventos nocturnos, donde hay luces artificiales o cámaras, se justifica el uso de productos más marcados, fijadores, iluminadores intensos, etc. porque el maquillaje debe resistir el calor, las luces y mantenerse visible.
En cambio, durante el día, lo ideal suele ser optar por fórmulas más ligeras que permitan que la piel respire y se vea más natural bajo la luz del sol. Sin embargo, esto no es una regla estricta: lo importante es usar lo que te haga sentir cómoda, no lo que otros esperan ver.
Maquillarse no es “engañar”: es jugar
Usar maquillaje no debería ser motivo de vergüenza. No se trata de “corregirse” o “ocultarse”, sino de verse diferente, no necesariamente mejor ni perfecta. Y eso debe ser válido. Así como hay días en que no queremos usar nada, también puede haber días en que queremos usar glitter en los ojos a las 9 de la mañana. Todo está bien.
La normalización de la textura, del brillo natural, de los poros y de la piel real es una conversación que debe continuar. Cuanto más compartamos maquillaje sin filtros, tutoriales honestos y experiencias reales, más sanas serán nuestras relaciones con nuestra imagen, y con lo que vemos en el espejo.
Porque la piel perfecta no existe. Pero la belleza real, sí.
Por: Rocío Garcés, Periodista – Maquilladora y asesora de imagen