Una Vida Moderna a bordo de la barca del emprendimiento territorial

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En los días previos a la celebración de las festividades patrias recibí una amable invitación a una ceremonia de lanzamiento de un emprendimiento web que días antes ya había llamado mi atención. Muy animado asistí entonces a la instancia que, a la postre, me resultaría tan significativa como para lograr hoy inspirar estas líneas donde, si se me permite, compartiré un par de reflexiones.

Comentaré que Valeria Vásquez, Periodista, editora general de la Vida Moderna me hizo llegar la invitación al evento que comento. En efecto, nos conocimos circunstancialmente por temas laborales hace un tiempo y hoy emprende su espacio web en www.lavidamoderna.cl, planteándose como un medio vanguardista que, con un enfoque distintivo, aborda las temáticas de actualidad de nuestro tiempo. Y por cierto, en sus interesantes y amenos artículos se “respira” esa aspiración distinta, que busca entregar a sus lectores «algo más», un valor agregado cargado de innovación y distinción.

Emergen en este espacio una serie de historias y emprendimientos que invitan absolutamente a ser conocidos y reconocidos. Y es precisamente en esa línea que surge el argumento que vuelve tan significativo el evento de lanzamiento al que hago referencia. La celebración fue en dependencias de la Galería Universidad de Concepción, en plena Plaza de Armas penquista, ya resaltando desde luego la puesta en valor de un lugar tradicional de nuestra ciudad. Más aún, imposible cerrar este punto sin resaltar que el evento se desarrolla a las puertas del local Millaray (www.millaraychile.cl), un emprendimiento eminentemente territorial, cargado de tradición e identidad local. En una nota anexa (https://lavidamoderna.cl/2024/millaray-tradicion-herencia-ancestral-y-emprendimiento-femenino/ se relata que la idea de sus productos de cuidado de la piel surge a partir de una enfermedad que aquejó a uno de los hijos de Ester, su fundadora, que recurrió a sabiduría ancestral, territorial, para crear productos beneficiosos, que otorgan bienestar.

Lo anterior, me lleva a recordar que, también por esos días, nos enterábamos de un terrible incendio que dañó por completo las dependencias del Restaurant La Barca en Lenga (https://www.facebook.com/restaurante.labarcalenga/?locale=es_LA). En «La Barca» se ofrecían preparaciones exquisitas, pero mejor que eso, se vivía siempre una muy grata experiencia, señalada por lo familiar y un ambiente de cariño que se extendía en toda su atención y que en la práctica hacía más intensas y gratas al paladar las delicias gastronómicas que ofrecían a su público.

Fundado hace décadas por doña Bernarda, se respiraba en La Barca su cariño y sus preparaciones se encontraban inundadas de esa identidad tan propia de nuestra costa y territorio. Había allí innovaciones que recogían y respetaban esa tradición territorial que le permitieron posicionarse como una alternativa tan especial y distintiva en el lugar. Resuena en mi mente, no obstante, que esta no es primera vez que un incidente tan lamentable destruyera su hogar junto a su restaurant, que en su oportunidad logró reconstruir para recomenzar todo de nuevo. Y doña Bernarda efectivamente reemprendió su navegación con una Barca más linda y acogedora que antaño.

Por eso, los que la conocemos, sabemos que doña Bernarda volverá con «La Barca», así como la vez anterior, mucho mejor, contando esta vez con el empuje de sus hijas Elizabeth, Alejandra y su hijo Juan Carlos. Es que el espíritu emprendedor y la resiliencia lo llevan grabados en la sangre, revelando esta herencia también Matías y Antonia, hijos aún adolescentes de Elizabeth y que en estas difíciles circunstancias ya comienzan a empujar sus primeros emprendimientos que, además, se sigue manifestando allí bajo la forma de bingos, beneficios, ventas, rifas, ahora canalizados por Internet y el conocimiento y empuje que le imprimen los jóvenes integrantes de la familia.

Y quedo pensando entonces en estos emprendimientos y en la fortaleza de quienes están detrás de estos emprendimientos y me pregunto cuánto de nuestro comercio tradicional, identitario, territorial, se ha perdido en nuestras ciudades en medio de nuestro desinterés, despreocupación y falta de apoyos.

Y reflexiono además en cuanta experiencia emprendedora se desenvuelve lejos de las teorías de innovación y emprendimiento que se enseña en nuestras aulas y tanto seminario de innovación y emprendimiento que, lamentablemente, poco logra hacer emerger en nuestros territorios y más aún, se eclipsa frente a estas experiencias de vida. Allí entonces es donde debe estar la educación y la formación vinculada estrechamente al medio territorial, sistematizando todo este tipo de ejemplos de perseverancia, innovación, liderazgo, identidad y tradición; que logran no solo enfrentar dificultades y limitaciones sino más bien transformarlas en oportunidades. Y es que el impacto de estas iniciativas, que merecen todo nuestro apoyo, es evidente, no solo por sus resultados, sino también por la forma en que inspiran a otros, liderando con empatía y motivación, reflejando calidad tanto como emprendedores, así mucho más como personas.

Con ver estas iniciativas se reafirma el convencimiento de que seguirán alcanzando nuevos logros, pues ese espíritu emprendedor, con respeto y cariño por nuestras tradiciones e identidad territorial, continuará marcando la diferencia en todo lo que aún está por venir.

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Octubre: Tu viaje inicia en página 128

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