La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) ha emitido una alerta de tormenta geomagnética para el 10 y 11 de Octubre, tras detectar una erupción solar a principios de semana. Una enorme bola de plasma expulsada por el Sol impactará la Tierra, lo que podría resultar en auroras boreales visibles en latitudes inusuales, como el bajo medio oeste y el norte de California.
Según explica Roberto Navarro, doctor en Ciencias con mención en Física de la Universidad de Chile y académico de CFM UdeC, ”El Sol, debido a sus extremadamente altas temperaturas, especialmente en su superficie, provoca la ionización y liberación de partículas cargadas, como electrones y protones, en un proceso conocido como viento solar. Esta emisión continua de partículas forma la corona solar, una región de plasma que se extiende hacia el espacio. A través de este fenómeno, el Sol pierde materia de manera constante, y dichas partículas pueden propagarse a través del sistema solar, llegando incluso a los planetas más lejanos. En esta ocasión, ocurre una expulsión de materia más prominente que alcanzará la Tierra.”
Además de los fenómenos visuales, la NOAA advierte que esta tormenta podría interrumpir temporalmente el suministro eléctrico del hemisferio norte de la Tierra, las señales de radio y los sistemas de posicionamiento GPS. Por ello, se han notificado a los operadores de centrales eléctricas y naves espaciales en órbita para que tomen las precauciones necesarias. “Esa materia que llega interactúa con el campo magnético terrestre, el cual actúa como un escudo protector, desviando gran parte de las partículas cargadas. Durante este proceso, la materia puede inducir corrientes en la magnetosfera, lo que genera diversos efectos, como la aparición de auroras boreales. Sin embargo, también puede afectar a dispositivos electrónicos, aunque no tiene un impacto directo sobre los seres humanos”, expresó el académico.
Los meteorólogos no esperan que esta tormenta supere la intensidad de la ocurrida en mayo, la más fuerte en más de dos décadas. Sin embargo, los científicos continúan monitoreando la trayectoria y la magnitud de la tormenta a medida que se acerque a la Tierra.
Este evento resalta la interconexión entre la actividad solar y la tecnología en la Tierra, recordándonos la importancia de estar preparados ante sus posibles efectos.