La mayoría de nosotros estamos conscientes de los beneficios que el arte aporta a nuestra vida cotidiana, o al menos sabemos que es esencial para darle un verdadero sentido a nuestra existencia. El arte no solo nos permite expresarnos y conectar con nuestra sensibilidad, sino que también nos ayuda a comunicarnos con los demás de una manera especial. Nos ofrece una ventana a otras realidades y nos permite mostrar aspectos de nosotros mismos que de otro modo podrían quedar ocultos.
No es necesario ser un gran artista para disfrutar o participar en el arte. Pintar, escribir, leer, ver una obra de teatro, hacer una escultura, escuchar música o simplemente admirar un edificio son todas formas en las que interactuamos con el arte. Sin importar si somos creadores o espectadores, el arte siempre nos hace bien. Nos fortalece espiritualmente y, al explorar historias, incluso las ficticias, nos ayuda a entender mejor el mundo, la vida y sus complejidades.
El arte nos ayuda a sobrevivir y a construir un universo simbólico que nos apoya, alejándonos momentáneamente de lo material y tangible, pero hablando más profundamente de nuestra esencia que cualquier otra creación humana. La vida y el arte son inseparables; ambos están entrelazados de manera fundamental.
Recientemente, alguien me hizo una pregunta que, aunque parecía simple, es realmente profunda: ¿Por qué necesitamos el arte para sentirnos mejor? ¿Cuál es su impacto en nuestra vida cotidiana? Inmediatamente pensé en lo insoportable que sería la vida sin el arte. Sin cuentos para contar a nuestros hijos, sin la posibilidad de dibujar o hacer garabatos, sin la música para elevar nuestra imaginación. Sin historias para leer y disfrutar, nuestro pensamiento podría ser tan rudimentario que la comunicación sería difícil.
¿Qué sería de nosotros sin literatura, teatro, cine o fotografía? Sin poder conectarnos con los demás y con nosotros mismos a través de estos mundos que el arte nos ofrece, perderíamos una comprensión más profunda de lo que nos rodea.
Efectos físicos y emocionales
¿Por qué tanta gente ve series, por ejemplo? Me hicieron esta pregunta, y me llevó a reflexionar sobre cómo las historias, sin importar el medio (libros, cine, series, música), nos abren a otras realidades que necesitamos explorar. Nos identificamos con personajes y desarrollamos empatía, entendiendo al otro y a nosotros mismos desde nuevas perspectivas.
Sumergirse en la literatura o en otras formas de arte nos da un respiro del ajetreo diario y de nuestros problemas reales. Después de disfrutar una buena película, serie o libro, nos sentimos diferentes. La ciencia muestra que las historias emocionantes aumentan los niveles de cortisol y oxitocina, hormonas relacionadas con el estrés y la empatía, y generan más dopamina, que nos hace buscar esas experiencias placenteras.
El arte nos permite experimentar la vida con intensidad, comprender más rápido y disfrutar más. Se dice que los niños deberían aprender sobre la vida a través del arte porque este apela a nuestros sentidos, eleva nuestro espíritu y nos ayuda a sobrellevar la rutina.
El filósofo alemán Georg Simmel subrayaba la importancia de los sentimientos y la afectividad en nuestra existencia. Para él, el arte era fundamental para estos aspectos. En sus palabras, el arte es una forma de liberación de la vida cotidiana, ofreciéndonos una perspectiva diferente y un entendimiento más profundo de nuestra realidad.
Así que el arte, en todas sus formas, es esencial para dar sentido a nuestra existencia, permitiéndonos disfrutar y comprender mejor todas las cosas.
Francisco Matamoros
Director Ejecutivo ProEscénica