Organizar un evento puede ser una montaña rusa de emociones. Pero cuando detrás hay un equipo comprometido, apasionado y con casi 20 años de experiencia como Gourmelet, todo fluye con sabor y estilo propio. Conversamos con Marcela Espinoza Morín, gerente general, y María José Romero Artigues, jefa de servicio, quienes nos contaron cómo es trabajar en este mundo lleno de detalles, emociones y transformaciones.
“Ningún día es igual a otro”, cuenta María José con una sonrisa. Y es que Gourmelet no solo organiza matrimonios. También trabaja con empresas, eventos corporativos e instituciones, tanto privados como públicos, servicios en terreno y celebraciones personalizadas. La clave: un equipo cohesionado, que escucha, propone y se adapta a lo que cada cliente imagina para su evento.

El auge de los matrimonios íntimos: menos es más
En los últimos años, las celebraciones masivas han dado paso a una nueva tendencia que llegó para quedarse: los matrimonios íntimos. “Hemos hecho bodas de 50 o 60 personas, donde lo esencial es compartir con los más cercanos”, explica María José.

Lejos de significar menos trabajo, este formato implica más atención al detalle. “Todo es más fino, más personalizado. Nos involucramos desde la ceremonia, que muchas veces se realiza acá mismo en Bellavista, hasta los últimos detalles del menú”, agrega.
Bellavista: un espacio versátil y lleno de posibilidades
Desde hace cuatro años, Gourmelet opera desde el Centro de Eventos Bellavista, en un entorno que les permite ofrecer un servicio integral: cocina, producción, ambientación y logística, todo en un mismo lugar, donde realizamos eventos masivos de 400 personas hasta eventos más íntimos. Pero también están preparados para salir donde los necesiten. “Vamos a empresas, a casas particulares, a otros centros de eventos. Somos flexibles y nos adaptamos al cliente”, detalla Marcela.
Hacer las cosas con vocación
Lo que distingue a Gourmelet no es solo la calidad gastronómica, sino el vínculo humano que generan con sus clientes. “Para nosotros es un orgullo ser parte de momentos tan importantes como un matrimonio”, dice Marcela. “Cuando los novios se despiden felices, agradecidos, sabemos que lo hicimos bien. Y eso, para nosotras, vale oro”.
En Gourmelet, cada evento se transforma en una experiencia única, donde lo más importante es que todo —desde el primer contacto hasta la última copa— se haga con dedicación, creatividad y corazón.
