Un libro, una cita y una idea: así nació un club de lectura que celebra la literatura emergente

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Todo comenzó con una coincidencia. Un grupo de lectoras, hasta entonces desconocidas entre sí, coincidió en el lanzamiento de un libro en la Librería Trayecto del Metro en Santiago. Entre saludos tímidos y comentarios sobre la obra que habían leído en común, surgió una conversación con Felipe Briones, uno de los dueños de la Editorial Trayecto, quien —medio en broma— comentó que la editorial debería tener su propio club de lectura.

La idea, lanzada al aire como una ocurrencia simpática, fue recogida con entusiasmo por cinco mujeres. Hoy, casi dos años después, el Club de Lectura Trayecto Lovers es una comunidad activa, diversa y comprometida con la difusión de autores y autoras nacionales. Dos de aquellas fundadoras, Giovanna y Sofía, siguen liderando la iniciativa con pasión y constancia.

Un club que se construye con compromiso

A diferencia de otros espacios similares, este club no nació desde una institución ni con una estructura formal. Se fue moldeando con reuniones, lecturas conjuntas, mensajes coordinados por WhatsApp, y sobre todo, mucho amor por los libros. Ambas organizadoras —una abogada y una estudiante de traducción— se han encargado de sostener el proyecto, dividirse tareas, mantener contacto con los autores y coordinar las reuniones online y presenciales.

Cada mes eligen una lectura por votación entre los miembros del club. Luego, gestionan dos encuentros virtuales (para incluir a personas de regiones) y una sesión presencial en el Espacio Trayecto, en Santiago. La mayoría de los autores invitados —todos parte del catálogo de la editorial— han participado con entusiasmo, permitiendo un valioso intercambio entre quienes escriben y quienes leen.

Un espacio para descubrir, crear y acompañarse

En el Club de Lectura Trayecto Lovers no solo se comparten libros: se crean lazos, amistades y hasta nuevos caminos creativos. Gracias a este espacio, Sofía se atrevió a publicar su primera novela de fantasía con la misma editorial, mientras Giovanna trabaja en una historia de romance con tintes espirituales que espera publicar pronto. Ambas también reseñan de forma independiente en sus redes sociales, ampliando aún más el impacto de cada lectura.

Más allá de las historias impresas, han vivido las propias: una red de apoyo silenciosa pero firme, que se ha activado incluso en momentos difíciles —como cuando uno de los perritos de Giovanna debió ser operado y la comunidad, incluidos autores, se movilizó para colaborar.

Literatura con sello chileno y mirada colectiva

El club ha priorizado la lectura de autoras y autores chilenos, muchos de ellos debutantes o con escasa visibilidad en los grandes medios. Con géneros tan diversos como thriller, distopía, romance o ciencia ficción, han creado un puente real entre quienes escriben y quienes buscan nuevas voces.

Y aunque las redes sociales del club son activas, mucho del trabajo ocurre en paralelo: reseñas cruzadas, recomendaciones entre lectoras, apoyo directo a quienes recién lanzan sus libros, y un deseo común de ampliar los espacios para la literatura nacional.

¿Y qué viene ahora?

Las organizadoras son claras: no proyectan grandes planes a largo plazo, sino continuar con su objetivo principal: fomentar la lectura, visibilizar a escritores emergentes y construir comunidad. Eso sí, la idea de llevar el club a regiones —como Viña del Mar o Concepción— ha rondado varias veces. Y quién sabe, quizás pronto el Club de Lectura Trayecto Lovers llegue con sus libros, sus historias y su energía colaborativa a nuevas ciudades.

Porque cuando los libros se comparten, las historias se transforman en puentes. Y este club ya ha demostrado que leer juntas es también una forma de construir comunidad, de impulsar voces nuevas y de creer en el poder de las ideas escritas.

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