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Por Dr. Alejandro Malpartida. Vita Salus, Argentina.
De toda variedad de efectos referidos a la alteración endocrina y metabólica por los disruptores endocrinos (DE), se ha establecido en la actualidad una relación muy importante con la endometriosis. Se trata de un problema que afecta a las mujeres en edad reproductiva y con una prevalencia del 5-10% y, cuando se mide la afectación en mujeres con alguna alteración en la fertilidad, esta alcanza al 20-30% de las mujeres. Por otro lado, aumenta al 40-60% en mujeres con dolor e infertilidad (Dutta et al 2023).
Aunque históricamente la endometriosis se ha considerado una enfermedad idiopática o que por lo menos no se conocía su origen, datos recientes sugieren que el riesgo de desarrollar esta enfermedad, al menos para algunas mujeres, puede iniciarse desde el entorno fetal. El concepto de “orígenes fetales de enfermedades en adultos”, ahora más comúnmente denominado “orígenes del desarrollo de la salud y la enfermedad ODSE (DOHaD en inglés), fue descrito inicialmente por el Barker luego del desarrollo del síndrome metabólico en adultos que experimentaron desnutrición materna en el útero (Barker 2004).
El concepto de ODSE se describió inicialmente con respecto a la desnutrición materna y el síndrome metabólico de inicio en la edad adulta; sin embargo, este concepto se ha expandido y actualmente se considera que el estrés materno, las exposiciones a tóxicos y otros factores contribuyen a la “programación fetal”. (Hsu y Tain 2019; Codagnone et al. 2019; Heindel 2006).
De hecho, la evidencia acumulada durante la última década sugiere firmemente un vínculo entre la exposición a DE y el desarrollo posterior de endometriosis y múltiples comorbilidades (subfertilidad, parto prematuro, adenomiosis). La evidencia experimental demuestra que la exposición a los DE durante el desarrollo puede provocar consecuencias adversas para la salud de modo transgeneracional, dentro de las cuales se encuentra la endometriosis.
La prueba directa de esto en humanos es difícilmente realizable, sin embargo, la evidencia de poblaciones expuestas accidentalmente sugiere que es probable que se produzcan estos efectos (Bruner-Tran et al. 2019).

La creciente evidencia de estos contribuyentes ambientales a las enfermedades no transmisibles sugiere que es necesario, una vez más, considerar estrategias centradas en la prevención y no solo en el tratamiento. De hecho, estos productos sintéticos y de uso masivo y que tienen lamentablemente una distribución ubicuista no han sido un foco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de 2030.
Los últimos cinco años de investigación sobre los DE han puesto claramente de relieve los riesgos sustanciales que implica para la salud humana. Aunque hay acciones que las personas pueden tomar para reducir su exposición, la forma definitiva de marcar una diferencia a nivel de población es a través de la regulación. La regulación puede eliminar las injusticias ambientales cuando se deja que las personas implementen cambios a veces costosos en sus vidas diarias (por ejemplo, comprar alimentos orgánicos).
Los disruptores endocrinos son una de las causas que más preocupación despiertan, dado que es un problema que ha evolucionado con el progreso de la sociedad. Muchos productos químicos son utilizados por la industria alimentaria, ingresando a la cadena alimentaria y afectando directamente a la salud humana
Si bien son muchos los DE y la lista se amplía, es de interés para establecer comunicación todos aquellos que tienen que ver con la industria asociada, la cosmética, la belleza o que otros han llamado el costo de un mundo “fashion”.
A continuación, se señalan algunos de los grupos químicos más difundidos en la industria cosmética de probado efecto como DE (Azaretzky, et al 2018)
Parabenos
etilparabeno, butilparabeno, metilparabeno y propilparabeno, en general todas las sustancias cuyo nombre contiene la terminación “parabeno”.
Se trata de conservantes utilizados en productos cosméticos, farmacéuticos y de higiene
personal tales como champús, acondicionadores, lociones, cremas, geles y otros productos de higiene personal que se utilizan en la industria química para la belleza y de uso extendido en peluquerías.
Los cambios hormonales en el embarazo por los parabenos, ampliamente utilizados como conservantes en cosméticos y productos farmacéuticos, también han sido señalados por afectar el crecimiento posnatal de los varones.
Triclosan
5-cloro-2-(2,4-diclorofenoxi) fenol- Se trata de un agente antimicrobiano que se lo incluye en jabones y detergentes, desodorantes, pasta de dientes, así como también en cosméticos y en la elaboración de tejidos y plásticos. Su utilización en la industria química destinada a las peluquerías e insumos de belleza.
Almizcles
xileno de almizcle (MX), cetona de almizcle (MK), galaxolide (HHCB), tonalide (AHTN). Se incluyen en fragancias para objetos (juguetes), ambientadores, perfumes, colonias, cosméticos, productos de higiene. Su desarrollo por la industria química está destinada también ala comercio y uso para artículos de belleza y peluquería.
Filtros uv
benzofenona-2 (BP2), ben-zofenona-3 (BP·), 4-Metilbenzilideno camfor (4MBC), octil-methoxicinnamato, (OMC, los filtrus UV han sido estudiados en humanos con una absorción a través de la piel y distribución al cuerpo en pocas horas. Por otro lado, se ha visto que el uso de pantallas solares disminuye la percepción de exposición y las personas termina exponiéndose más al sol que si no tuvieran la pantalla química en la piel.
¿Qué hacer ante esa situación de la vida actual?
Un hecho reiterado es verificar el contenido en los productos que se adquieren, leer la letra chica (a veces demasiado pequeña) en los productos cosméticos, buscando alguno de los compuestos señalados. Actualmente, muchos productos llevan escrito con letras grandes “libre de parabenos”, sin embargo, es necesario leer las letras pequeñas en búsqueda de alguno de los compuestos citados. La tarea no es fácil, porque los consumidores “confían”, no obstante, y asociado a esto, es necesario cambiar activamente hacia otros hábitos de consumo y ser partícipes activos de ese cambio.
Bibliografía Citada
- Azaretzky, Miriam, Ponzo, Osvaldo J., Viale, Maria Lorena, Fernandez, Gladys I., Sedlinsky, Claudia E., Lasaga, Mercedes, Scaglia, Hugo E., Lewitan, Graciela E., Pozniak, Silvina, & Leiderman, Susana. (2018). Disruptores endocrinos: Guía de reconocimiento, acciones y recomendaciones para el manejo médico. Revista argentina de endocrinología y metabolismo, 55(2), 21-30. http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=
S1851-30342018000200021&lng=es&tlng=es - Barker DJ (2004) The developmental origins of adult disease. J Am Coll Nutr 23(6 Suppl):588S–595S [PubMed: 15640511]
- Codagnone MG, Spichak S, O’Mahony SM, O’Leary OF, Clarke G, Stanton C et al. (2019) Programming bugs: microbiota and the developmental origins of brain health and disease. Biol Psychiatry 85(2):150–163. 10.1016/j.biopsych.2018.06.014 [PubMed: 30064690]
- Diamanti-Kandarakis E, Bourguignon JP, Giudice LC, Hauser R, Prins GS, Soto AM, Zoeller RT, Gore AC. Endocrine-disrupting chemicals: an Endocrine Society scientific statement. Endocr Rev 2009; 30: 293-342.
- Dutta Sudpta, Sakhila K. Banu, Joe A. Arosh, Endocrine disruptors and endometriosis,
Reproductive Toxicology, (2023) Volume 115, 2023, Pages 56-73, ISSN 0890-6238,
https://doi.org/10.1016/j.reprotox.2022.11.007. - Heindel JJ (2006) Role of exposure to environmental chemicals in the developmental basis of reproductive disease and dysfunction. Semin Reprod Med 24(3):168–177. 10.1055/s-2006-944423 [PubMed: 16804815]
- Hsu CN, Tain YL (2019) The good, the bad, and the ugly of pregnancy nutrients and developmental programming of adult disease. Nutrients 11(4). 10.3390/nu11040894
- The Lancet Diabetes E. EDCs: time to take action. Lancet Diabetes Endocrinol 2020; 8: 649.