Saberes: Matronas que acompañan a las mujeres en cada etapa de su vida

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En un mundo donde muchas veces la salud se vive con frialdad y distancia, dos matronas penquistas decidieron cambiar el enfoque. Valentina Leal y Javiera Silva crearon Saberes, un proyecto que nace desde la experiencia y el compromiso de ofrecer una atención cercana, respetuosa y profundamente humana. Su misión es acompañar a las mujeres en cada etapa de su vida, devolviéndoles el poder sobre sus cuerpos y decisiones, en un espacio donde el conocimiento se comparte con calidez y sin juicios.

Un espacio que nace de la experiencia

La historia de Saberes no parte desde lo académico, sino desde lo vivido. Ambas profesionales enfrentaron experiencias difíciles, tanto personales como laborales y estudiantiles, que marcaron su forma de ver el ejercicio de la matronería. Fue precisamente eso lo que las impulsó a crear un lugar distinto.

“Saberes nace de la necesidad de crear un espacio seguro para nuestras usuarias y para nosotras como profesionales”, cuentan. “Tuvimos experiencias no muy gratas a lo largo de nuestra vida, lo que gatilló nuestra idea de establecer algo distinto, respetuoso, cercano a las mujeres y sus familias. Un espacio donde pudiéramos devolver a cada mujer su salud e ir empoderándola en todas las decisiones que tomase sobre su cuerpo y su reproducción”.

Acompañamiento en todos los ciclos

Una de las bases del proyecto es entender que la matronería no comienza ni termina en el embarazo.

“Las matronas trabajamos con mujeres durante todo el ciclo vital: desde que son recién nacidas, en su infancia, pubertad, adolescencia y, por supuesto, en la etapa reproductiva, así como también en la poco hablada menopausia”, explican. “Por eso, cada control se desarrolla con calma y respeto hacia cada una, acorde a sus tiempos y vivencias previas en salud sexual”.

Esta mirada amplia permite que cada consulta sea un momento de confianza, no solo de evaluación médica. Se abordan dudas, miedos y temas que muchas veces no se conversan ni siquiera en espacios familiares.

Confianza, educación y vínculo real

La calidez y la cercanía son pilares fundamentales del trabajo de Valentina y Javiera. A quienes llegan a su consulta las llaman Saberitas, un gesto que simboliza la horizontalidad de su atención y el vínculo que construyen.

“Lo fundamental de nuestra consulta es dar confianza a nuestras Saberitas… ¿cómo lo logramos? Siendo cercanas, amigables, educando de la forma más simple posible lo que muchas veces nadie nos cuenta como mujeres”, relatan.

“Por ejemplo, qué es y dónde está nuestro cuello uterino… o cuando entregamos resultados críticos, nos damos el tiempo de preguntar cómo se sienten, si tienen dudas, si quieren que esa información también se la entreguemos a alguien de su confianza. Lo importante es que cada mujer sienta seguridad y acompañamiento real en su proceso”.

Esta forma de trabajo también implica derribar barreras: económicas, ideológicas y personales. Y eso, dicen, es parte de lo que ha hecho que muchas mujeres penquistas las recuerden y recomienden.

Un enfoque que devuelve el protagonismo

Más allá de la atención clínica, en Saberes hay una convicción profunda: Cambiar el paradigma de la salud sexual y reproductiva. Lejos de la figura del profesional que impone una única verdad, aquí se construye una relación donde la mujer es protagonista.

“Buscamos aportar al cambio de paradigma del profesional de salud que se ve como un «Dios», con respuesta única sobre los cuerpos de las pacientes”, afirman.

“Queremos devolverle a cada mujer su derecho sobre su cuerpo, brindándole opciones y el protagonismo que se merece. Nos basamos en la evidencia científica, sí, pero siempre explicando el por qué de cada recomendación, qué efectos puede tener, y decidiendo junto a ella qué es lo mejor para su proyecto de vida”.

Saberes es más que un centro de atención; es un espacio de encuentro, de aprendizaje y de reparación. Un lugar donde ser mujer no implica callar, apurarse ni aguantar, sino todo lo contrario: Tomarse el tiempo, preguntar, decidir y ser acompañada con respeto.

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