LA TRAMPA DE «SER TU MEJOR VERSIÓN»

p

¿Empoderamiento femenino o autoexplotación?

Por  Carolina Carrasco Barrera, Psicóloga, Magíster en Investigación Social y Desarrollo.

Hoy, las mujeres gozamos de más libertades, derechos y oportunidades que nunca, y ello nos ha impulsado a crecer, aprovechar las oportunidades que tenemos, y “ser nuestra mejor versión”, lo que a primera vista, suena inspirador. ¿Quién no querría superarse, crecer, alcanzar todo su potencial? Sin embargo, detrás de esa idea se esconde una trampa peligrosa: la autoexigencia sin fin.

La mujer de hoy — profesional, estudiante, pareja, madre, hija, amiga—intenta “ser su mejor versión” en todo, como si su valor dependiera de producir, cuidar mejor, verse bien y mejorar sin descanso, siguiendo estándares muchas veces irreales. Ello la conduce, voluntaria e  inconscientemente, a un camino de autoexplotación, que va acompañado de la culpa y que nos lleva inevitablemente al agotamiento o colapso, tal como lo describe Byung- Chul Han en su libro “La Sociedad del Cansancio”, el cual recomiendo leer.

No conozco mujer que no haya declarado sentirse culpable en algún ámbito de su vida. Una amiga me contaba que se sentía culpable por no tener su living ordenado “como de revista de decoración”; una colega decía sentirse culpable por no estar lo “suficientemente” atractiva para su marido; y yo misma me he sentido culpable por no haber podido estudiar con mi hijo antes de una prueba. Pero ¿quién nos ha dicho que debemos tener la casa perfecta, mantenernos siempre atractivas y estudiar a diario con los hijos? Quizá puedas sentirte presionada, Pero nadie nos obliga a cumplir con esos estándares; es la idea de “ser nuestra mejor versión” la que, en lugar de impulsarnos, se convierte en un mandato imposible que solo alimenta la culpa.

El problema es que la culpa no nos detiene, nos empuja a correr sin parar, como un hámster en su rueda,  para ver si la próxima vez tenemos más suerte y cumplimos en todos las áreas y solo nos detenemos cuando colapsamos, cuando nos agotamos por completo. Esta forma de vida nos desconecta de nosotras y de los demás, nos lleva a sentirnos vacías, solas e insatisfechas.

Tal vez sea hora de desmontar esa trampa. Dejar de correr detrás de una versión ideal de nosotras mismas para habitar con más honestidad la que ya somos. Tal vez no necesitamos ser mejores. Tal vez solo necesitamos ser.

Aquí te propongo siete consejos para escapar de la trampa autoexplotadora de “Ser tu mejor versión”, que te pueden servir.

  1. Recupera la capacidad de contemplar, de mirar, de reflexionar. Detente al menos una vez al día a mirar con bondad tu entorno, alguna mascota, o un paisaje. Observa con paciencia y apertura, sin buscar nada, sino recibiendo todo lo que se presente.
  • Reflexiona y escribe desde la gratitud. Puedes dedicar unos minutos al día a pensar que te sorprendió positivamente hoy, en qué momento te sentiste bien contigo, qué fue lo bueno de este día, y luego escribe en un cuaderno las situaciones por las que sientes gratitud. Si aprendemos a apreciar nuestras experiencias, y a escribirlas, conectamos con lo que realmente nos importa, lo que da sentido a nuestras vidas.
  • Reconoce tus prioridades. Haz un listado de todos los distintos ejes de desarrollo en tu vida,  para luego ordenarlos por importancia. Es cierto que todo te importa, pero hay áreas que te importan mas ¿no es así? Tener claras tus prioridades te ayudará a tomar decisiones, asignar tiempos, y muchas veces dejar de lado algunas actividades o tareas menos relevantes.
  • Cuestiónate el mandato de “superarte siempre”. Date permiso para avanzar por etapas. La vida es cíclica, hay momentos en los que uno avanza y hay momentos en los que uno se detiene para evaluar, tomar fuerza y redirigirse.
  • Ejercita la escucha atenta y conéctate con otros. Lo puedes hacer en tus relaciones cotidianas, como también puedes dedicar tiempo cada semana para hacer una llamada a algún ser querido con el que has pasado un tiempo sin hablar. Habla con ellos prestándoles atención plena, haciéndoles preguntas, intentando conectar con ellos.
  • Goza de tiempo sublime de descanso individual o grupal. Se trata de un tiempo sin reloj, sin obligaciones,  sin función productiva, solo goce, risa, conexión y sentido. Puede ser un baño  de tina, un almuerzo familiar, una caminata, un hobbie, una tarde de juego con los niños o mascotas, una fiesta. Solo asegúrate de que sea un tiempo para desconectar del celular y las tareas que te has autoimpuesto, para conectar contigo y los otros.
  • Involúcrate en actividades con sentido colectivo o social. Quizá no tengas tanto tiempo, pero una vez al mes puedes participar en una actividad de carácter colectivo, una visita a seres queridos enfermos, ayudar en una actividad en el colegio o trabajo, una organización social, entre otras.

Conciliar nuestro bienestar con la productividad es hoy nuestro nuevo desafío. Recuperemos la conexión nosotras mismas y con los otros, y construyamos una vida con sentido que realmente disfrutemos vivir.

error: Contenido protegido