Explorando las heridas del pasado: el segundo libro de Laura Victoria invita a mirar más allá del dolor

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En su segundo lanzamiento literario, la autora Laura Victoria vuelve a sumergirse en las complejidades de las relaciones humanas, esta vez desde una perspectiva completamente nueva. Aunque su nueva novela comparte el género de ficción con su primer libro, no se trata de una secuela, sino de una historia independiente que propone un viaje intenso hacia lo más profundo del pasado.

Ambientada en 1997, la trama gira en torno a un protagonista masculino cercano a los 40 años, quien, tras la muerte de su padre, cree poder dejar atrás una infancia marcada por el dolor. No obstante, lo que comienza como una esperanza de liberación pronto se transforma en un enfrentamiento con antiguas heridas que resurgen con fuerza inesperada.

La inspiración para este nuevo libro proviene de conversaciones mantenidas con diferentes personas sobre sus adolescencias, donde el tema de las heridas de infancia solía emerger con frecuencia. Con una sensibilidad especial hacia las realidades de la violencia intrafamiliar, la autora construye una historia que no solo retrata hechos dolorosos, sino que se atreve a mirar más allá de ellos. “Finalmente, si ocurre y te afecta, no eres tú culpable, y puedes salir de ahí”, explica.

Con esta nueva obra, Laura Victoria busca generar un impacto reflexivo en la comunidad, abordando las huellas invisibles que deja la infancia en la vida adulta. “Muchas veces quedan marcas dolorosas que se llevan por dentro de manera silenciosa. Sin embargo, creo firmemente que todas las almas tienen la oportunidad de sanar. Para ello es importante conocer, entender, perdonar y querer sanar, pero nunca justificar”, afirma.

Más que una historia de dolor, esta novela es un canto esperanzador a la capacidad humana de transformar el sufrimiento en conciencia y crecimiento.

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Un libro, una cita y una idea: así nació un club de lectura que celebra la literatura emergente

Un grupo de lectoras, hasta entonces desconocidas entre sí, coincidió en el lanzamiento de un libro en la Librería Trayecto del Metro en Santiago. Entre saludos tímidos y comentarios sobre la obra que habían leído en común, surgió una conversación con Felipe Briones, uno de los dueños de la Editorial Trayecto, quien —medio en broma— comentó que la editorial debería tener su propio club de lectura.

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