Con una trayectoria de más de cuatro décadas ligada al mundo de la ingeniería, la educación y el servicio público, Arabella Espinosa asume hoy un rol clave como presidenta regional del Colegio de Ingenieros de Chile. Su liderazgo no sólo marca un precedente por su enfoque inclusivo y humano, sino que también impulsa una visión renovada sobre el rol del gremio en los desafíos actuales del país.
«Entré a estudiar Ingeniería Comercial sin saber muy bien de qué se trataba, pero con una convicción clara: quería ayudar a las personas», cuenta Arabella con una honestidad que refleja su forma de enfrentar la vida. Fue su padre quien la hizo cuestionarse el verdadero motivo detrás de su vocación inicial por la medicina, y quien la llevó a descubrir que se puede transformar el entorno desde muchas veredas, incluida la empresarial.
Una trayectoria con sentido social
Arabella ha construido su carrera profesional con los pies en la tierra y la mirada puesta en el bienestar colectivo. Desde sus inicios como docente en INACAP, hasta su paso por asesorías a empresas y su participación activa en organizaciones gremiales, su foco ha sido siempre aportar. Hoy, con 69 años, asegura que sigue con la misma energía y ganas de colaborar que cuando se integró por primera vez al Colegio de Ingenieros, hace más de 40 años. “Nunca pregunté qué me daba la institución, mi pregunta fue: ¿cómo puedo aportar?”, recuerda.
Su compromiso con la equidad también es claro. Si bien reconoce que el gremio nunca ha hecho distinciones de género, entiende que aún hay brechas importantes que cerrar. “Desde siempre ha habido mujeres liderando comisiones en el Colegio. Eso sí, aún falta mucho para incentivar a más niñas y jóvenes a creer que pueden y deben estar en estas áreas”.
Una visión proactiva del Colegio
Desde su llegada a la presidencia regional en septiembre pasado, Arabella y su equipo —formado por siete integrantes, dos de ellos mujeres— se han enfocado en abrir espacios de diálogo con autoridades y organizaciones. Lejos de esperar que los convoquen, han tomado la iniciativa de enviar cartas, solicitar reuniones y ofrecer colaboración en distintas áreas.
Uno de los ejemplos más concretos es su incorporación a la mesa de trabajo del plan regulador del Gran Concepción, y su participación activa en instancias como Corbiobío y otros actores regionales. “La ingeniería está en todas partes, no es sólo cálculo. Está en cómo se organizan los espacios, en cómo se gestiona la cultura, en cómo se diseñan las políticas públicas”, afirma.
Acercando el Colegio a los futuros ingenieros
Otra de las prioridades de su gestión es fortalecer el vínculo con los estudiantes y recién titulados. A través de charlas, vínculos con empresas y la reactivación de una bolsa laboral, buscan facilitar el tránsito de los egresados al mundo profesional. “Hay muchos jóvenes que terminan sus carreras sin haber hecho una práctica. Ahí tenemos un rol importante: mostrarles qué se hace en el terreno real”.
Arabella también destaca el trabajo con la comisión de ingenieros seniors, un espacio que valora y aprovecha la experiencia de profesionales mayores, muchas veces excluidos del mercado laboral. “Cumples 60 y para el sistema ya no sirves. Nosotros creemos lo contrario: tienen muchísimo que aportar”.
Desafíos y proyecciones
Con un mandato de dos años por delante, las metas están claras: ampliar la presencia regional del Colegio, sumar más ingenieros, y consolidar al gremio como un actor clave en el desarrollo del Biobío y del país. “Queremos ser una institución que aporte, que esté en la conversación, que sea útil. Aportar con conocimiento, con ética, con propuestas. Ese es nuestro norte”.
Desde su experiencia, su claridad y su profundo compromiso con lo colectivo, Arabella Espinosa encarna un liderazgo que inspira, que suma y que transforma. Porque como ella misma dice: “en la vida uno va a enfrentar muchas dificultades, pero si te gusta lo que haces, todo se vuelve más llevadero. Y a mí me apasiona lo que hago”.
