Por: Dra. María Soledad Mayol. Vita Salus, Argentina.
Se denomina interrupción del embarazo o aborto a aquel que ocurre antes de 20 semanas de gestación y con un peso fetal inferior a 500 gramos. Este puede ocurrir de forma inducida o espontánea. En este artículo nos referiremos exclusivamente a las pérdidas espontáneas.
Las pérdidas espontáneas ocurren en entre el 10% y el 20% de los embarazos, siendo la mayoría de estos casos llamados preclínicos (ver gráfico 1), es decir, en una situación donde la mujer no llega a detectar el embarazo. Este porcentaje disminuye significativamente después del primer trimestre de embarazo.
Las causas de la pérdida temprana del embarazo pueden clasificarse en varios grupos:
Causas ovulares: Representan más del 50% de los casos y se deben a alteraciones en el desarrollo del producto de la gestación o en sus cromosomas, pueden ser heredadas de sus padres o adquiridas.
Causas maternas orgánicas:
⦁ Generales: Infecciones como sífilis, tuberculosis, toxoplasmosis y rubéola, las cuales ya no son tan frecuentes gracias al avance de la detección temprana.
⦁ Locales: Infecciones genitales, tumores, desgarros cervicales y malformaciones uterinas.
⦁ Funcionales: Diabetes, trastornos tiroideos, factores placentarios y hormonales, inmunológicos y psicológicos.
⦁ Tóxicos: Abuso de sustancias, intoxicaciones con plomo, mercurio y arsénico.
⦁ Carenciales: Deficiencias nutricionales de vitaminas, minerales, ácidos grasos y compuestos con poder antioxidante.
⦁ Traumatismos físicos.
La pérdida recurrente del embarazo, definida como la pérdida de dos o más gestaciones, afecta al 5% de las parejas con dos pérdidas y al 1-3% con tres o más. La tasa de recurrencia varía significativamente con la edad materna, siendo del 13% antes de los 19 años al 93% en aquellas mayores de 45 años.
Los causantes de riesgo incluyen la edad materna y el número de pérdidas previas, pero dentro de las causas se identifican varios factores, entre ellos: genéticos, endocrinos, inmunológicos, anatómicos, infecciosos e incluso psicológicos, apoyando la necesidad de un enfoque con una visión integrativa de la pareja y no solo de la mujer.
Los factores ambientales como el café, el tabaco, el alcohol y la obesidad no han sido históricamente relacionados de forma directa con la pérdida recurrente, sin embargo, aunque existe avance en el conocimiento de la relación e importancia de la microbiota intestinal y su papel en la regulación inmunológica, la absorción de nutrientes y el impacto del eje intestino cerebro el peso de esos y otros factores ambientales está cambiando.
Existen estudios a los cuales una pareja puede acudir en caso de pérdidas recurrentes de embarazo, estos pueden realizarse previo a la transferencia de un embrión en caso de encontrarse ya en tratamientos de fertilidad Diagnóstico Genético Preimplantacional (DGP), donde se “revisa” el material genético de los embriones antes de transferirlos al útero materno, como también se estudia este material genético en sangre materna en caso de embarazos naturales en el primer trimestre.
El Enfoque del “Tender-Loving Care”
El enfoque “Tender-Loving Care” (TLC) se erige como una respuesta integral al desafío que enfrentan las parejas con abortos recurrentes. Surgido a partir de estudios en la década de 1980, este método busca abordar el problema desde una perspectiva que va más allá de la mera intervención médica. En lugar de limitarse a tratar los aspectos clínicos, el TLC se enfoca en proporcionar un apoyo completo, combinando cuidados médicos con atención emocional y psicológica.
Imaginemos a una pareja que ha atravesado la dolorosa experiencia de múltiples pérdidas gestacionales. Al enfrentarse a la incertidumbre de un nuevo embarazo, el enfoque TLC entra en acción para ofrecer un acompañamiento continuo y personalizado. Cada semana, la pareja se encuentra con su equipo médico no solo para el seguimiento de su embarazo, sino también para recibir apoyo emocional. Estas consultas no son simplemente revisiones de rutina, son momentos en los que se brinda un espacio para procesar el duelo, expresar temores y recibir orientación sobre cómo manejar el estrés que conlleva la experiencia de intentar concebir nuevamente.
El cuidado del enfoque TLC incluye recomendaciones específicas para el reposo, adaptadas a las necesidades particulares de la pareja. Se busca crear un entorno que favorezca el desarrollo del embarazo, promoviendo técnicas de manejo del estrés como la meditación y el yoga. Además, se realiza una evaluación exhaustiva, abordando desde estudios anatómicos para identificar posibles malformaciones uterinas, hasta análisis detallados del cariotipo de ambos miembros de la pareja. Este enfoque también incluye una revisión minuciosa de infecciones y problemas endocrinológicos que puedan contribuir a las pérdidas.
El impacto de este enfoque se hizo evidente en un estudio significativo que incluyó a 195 parejas que habían experimentado tres abortos consecutivos. Las parejas que recibieron el enfoque TLC mostraron una notable mejora en los resultados: un alto porcentaje logró llevar su embarazo a término, en comparación con aquellas que solo recibieron controles médicos convencionales.
⦁ Hallazgos positivos en el 57% de las parejas evaluadas.
⦁ 43% sin anomalías, de las cuales 61 lograron un embarazo posterior.
⦁ Parejas que recibieron el enfoque “Tender-Loving Care” tuvieron solo 5 pérdidas y 32 nacimientos a término (86%).
⦁ Comparado con las 24 parejas que recibieron controles habituales, que enfrentaron 16 pérdidas y solo 8 nacimientos a término (33%).
La diferencia fue clara: el cuidado integral y el apoyo continuo ofrecidos a través del TLC no solo ayudaron a mejorar las tasas de éxito, sino que también brindaron una mayor paz emocional y estabilidad durante el proceso.
El enfoque TLC destaca por su capacidad de proporcionar un cuidado más completo y humano, reconociendo que el apoyo emocional y la atención personalizada pueden ser tan cruciales como las intervenciones médicas tradicionales. En última instancia, este método resalta la importancia de tratar a cada pareja como un individuo único, con un enfoque que integra tanto el bienestar físico como el emocional, con el objetivo de transformar las experiencias de pérdida en nuevas esperanzas y oportunidades para el futuro.
Al combinar enfoques integrativos con los cuidados convencionales, se puede ofrecer una atención más completa, permitiendo que la pareja no solo mejore sus posibilidades de éxito, sino que también encuentre paz y equilibrio emocional en este camino tan delicado y significativo de la vida.
